Hace 40 años murió John Lennon, recordado por formar parte del legendario cuarteto de Liverpool, The Beatles, junto a Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. El icónico músico fue asesinado a las afuera del edificio Dakota, en Manhattan, donde aún vive su pareja Yoko Ono. Falleció a los 40 años de edad el 8 de diciembre de 1980 a manos de Mark Chapman. Ese día, el individuo le disparó en más de una ocasión, horas después de que le autografiara una copia de Double Fantasy, el séptimo y último álbum de estudio del artista británico y de su esposa. A cuatro décadas de aquel acontecimiento que conmocionó a todo el mundo, recordamos el cambio físico al que se sometió el actor Jared Leto para interpretar al asesino del cantante en la película Chapter 27.
En 2007, la estrella de Hollywood y vocalista de la banda 30 Seconds to Mars, dio vida a Mark David Chapman en la ya mencionada Chapter 27. El título del filme se basó en la novela The Catcher in the Rye (1951), del escritor J. D. Salinger. Tras su arresto, Chapman dijo que pretendió llevar a cabo varias de las ideas plasmadas en el libro. La obra contiene 26 capítulos y el número 27, según él, culminó con el asesinato de Lennon. Para el papel, Leto tuvo que subir más de 25 kilos, debido a la complexión robusta del homicida. La cinta pasó sin pena ni gloria, recaudando menos de 60 mil dólares en Estados Unidos.
“Mark Chapman es un ejemplo del fracaso de la humanidad. Por el contrario, John Lennon es uno de los mejores ejemplos de los aspectos más maravillosos de la humanidad. Creo que explorar lo incómodo y lo políticamente incorrecto es trabajo del artista”, dijo Jared Leto en una entrevista para MTV en 2007, cuando se le cuestionó sobre porqué aceptó el papel. En tan sólo 5 meses, el músico y actor de 48 años tuvo que aumentar drásticamente de peso para encarnar a Mark. Jared se sometió a una dieta a base de grasas y azúcares, con comidas como pizzas y helados, pero eso sí, nada de carne. “Yo no como carne, entonces nada de hamburguesas. Pero estaba comiendo todo lo que se me ocurriera comer que sería malo para mí. Los médicos me decían que tenía que parar, que me iba a suicidar. Mi colesterol se disparó hasta 300 (mg/dl), lo cual es malo. Fue una experiencia fascinante, pero devastadora”.