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El viernes 24 de marzo hace menos de 8 días, se firmó un Convenio Marco de Coordinación y Concertación de Acciones para la Regularización de los Asentamientos Humanos localizados en el Ejido Alfredo V. Bonfil, entre sus autoridades ejidales y el municipio de Benito Juárez.

En un evento que otras ocasiones hubiera sido populoso esta vez, de manera bastante austera acudimos, una representación de los ejidatarios, del municipio de Benito Juárez  y del Consejo Consultivo de la Ciudad al que pertenezco. Asistieron también funcionarios de los otros dos órdenes de gobierno, SEDATU, y el Director de la Procuraduría Agraria así como del Instituto Nacional del Suelo Sustentable, INSUS.

Este hecho puede leerse como  un evento pre-político electoral, puede ser. También podría ser una coyuntura importante ya que tenemos una relativamente nueva ley de Asentamientos Humanos, tenemos nuevas autoridades en el Ejido Alfredo V. Bonfil y tenemos sobre todo un cúmulo de problemas que van desde la contaminación del manto friático que provoca que las aguas negras lleguen al mar, la pérdida diaria de lo que serían los pulmones para Cancún, a nivel ambiental pero a nivel personal y familiar: hacinamiento,y ausencia de certeza jurídica sobre los predios y casas.

No está de más recordar que la Constitución establece el derecho de toda familia a tener una vivienda digna y decorosa y señala al estado como el responsable de dictar medidas necesarias para ordenar los asentamientos y establecer provisiones de usos, reservas y destinos de tierras, aguas y bosques.

Justo aquí quiero llegar, Bonfil es un lugar estigmatizado,  se responsabiliza a los ejidatarios del desorden. Se olvida que la venta y compra de terrenos de Bonfil a gran escala la provoco Salinas de Gortari en el 94 cuando los bancos subieron las hipotecas a cantidades impagables para quienes habían pedio préstamos para vivienda a bancos, y  se quiere ocultar que los presidentes municipales de B. Juárez de esas épocas y usted sabe a quienes me refiero, fincaron sendas casonas en Bonfil, y que el orden urbano no es obligación de los ejidatarios sino del estado, en sus tres niveles:  municipio, estado y federación, para eso hay instancias como la procuraduría agraria.

Hay a quienes les conviene estigmatizar  las zonas, pero Bonfil tiene algo que no tiene Cancún, un quiosco por ejemplo, una plaza en la que las y los pobladores se reúnen los días de descanso; tiene un deporte oficial, el béisbol, un campo deportivo para ello y unos partidos buenísimos cuya locución se escucha desde lejos; tiene una excelente gastronomía,  tiene un grupo de danzantes que el 12 de diciembre hacen gala de los bailes que ensayaron durante meses previos. Yo diría que es menos inseguro que el propio Cancún.  Bonfil no es uno, son muchos hay desde Bonfil Hills, Bonfil casco, Bonfil Doctores, Bonfil Fraccionamientos, todo Bonfil requiere la voluntad de los ejidatarios, de las y los funcionarios y de quienes lo habitamos, pero sobre todo requiere de una autoridad que haga valer la Constitución. ¿Esa autoridad existe?

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