Sin ningún permiso se permitió la contrucción de una procesadora de mariscos.
Continúan las irregularidades dentro de la construcción de una procesadora de mariscos en Puerto Juárez, pues a pesar de que los trabajos de la misma han sido paralizados, es evidente que detrás de todo existe un completo manto de impunidad de las autoridades de los tres niveles de gobierno que permitieron el inicio de una obra sin que tuviera todos los permisos ambientales en regla.
Lo anterior, porque la Dirección Municipal de Ecología recientemente hizo una inspección y “descubrió” que no tenían ni siquiera la documentación relacionada para chapeo y desmonte, por lo que de igual manera colocó sellos de clausura dentro del ámbito de su competencia.
Pero al mismo tiempo, la Profepa volvió a hacer una nueva visita el pasado 24 de enero y se topó con que los trabajos prosiguieron a pesar de la primera clausura echa en diciembre pasado, por lo que pegaron nuevos sellos con los folios PFPA/4.1/2C.27.5/002/2022-01.
Esto, demuestra la grave corrupción porque “¿cómo es posible que sin tener estos permisos ambientales como la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), hayan obtenido la licencia de construcción?”, cuestionaron integrantes de algunos grupos ambientalistas de Cancún.
Mismos que destacan que estas prácticas son el común denominador de las construcciones en donde hay afectación al medio ambiente y en donde primero inician la obra y después sacan los permisos, aduciendo que el daño ya está hecho.
En un recorrido hecho por la zona, se pudo observar que no solo se mantienen los sellos de clausura anreriores de la Profepa, sino también hay otros nuevos de la instancia federal e incluso de la Dirección de Ecología.
Y aunque no se pudo observar a gente trabajando, es claro que la obra ha seguido porque ya tiene un gran avance y solamente en el lugar se encontraba un vigilante.
Lo grave de todo, es que tuvo que ser mediante la denuncia pública para que las autoridades se dieran cuenta de este lamentable ecocidio en donde sin embargo, aún no queda clara la forma en la que el dueño del proyecto se adjudicó al menos unos 700 metros más al fondo del predio en donde hubo una mayor devastación de mangle como rojo, blanco, negro y botoncillo, aunado a un relleno del mismo lugar para ampliar la construcción.
