CHETUMAL, Q. ROO. – De los seis instrumentos de deuda pública que solicitó el exgobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo, el último correspondió a más de 10 mil millones de pesos que se terminará de pagar hasta 2044.
Lo anterior se reveló en el “Estudio de la Génesis de la Administración Pública del Estado de Quintana Roo 1975-2022, Capítulo I La Génesis de la Deuda Pública”, que fue presentado por el titular del Instituto de Administración Pública del Estado de Quintana Roo (Iapqroo), León Lizárraga.
Del análisis se desprende que, desde la administración del primer gobernador constitucional del estado, Jesús Martínez Ross, hasta el actual que encabeza Carlos Joaquín González, suman 39 instrumentos de deuda pública, de los cuales, hay tres en la historia del estado con un plazo de 30 años, uno de los cuales corresponde al actual mandatario.
“Todavía tenemos tres (instrumentos de deuda) de Félix González Canto y tenemos prácticamente todos los de Roberto Borge Angulo. El último instrumento de deuda digamos por pagar de Roberto Borge y que fue el más oneroso, de más de 10 mil millones, que son 15 mil millones al día de hoy y se tiene que terminar de pagar en 2044, estamos en 2022, faltan 22 años”.
Lizárraga resaltó la importancia de que la gente conozca la situación de las finanzas públicas para no echar culpas a las nuevas administraciones, como en este caso a la gobernadora electa Mara Lezama, debido a que hay compromisos por cumplir de sexenios pasados.
“Este dato (de la deuda) tenemos que tenerlo en cuenta, si se pagaron ya por buenas administraciones ese es otro dato. Pero los montos actuales nos dicen que no, al menos no en su totalidad”.
León Lizárraga mencionó que en el primer instrumento de deuda del gobierno de Carlos Joaquín se pasó a 46 años, esto es, a 2046, cuando el de Roberto Borge es a 2044. Mediante un segundo refinanciamiento de la actual administración se redujo un año, es decir, a 2045.
El gobernador Carlos Joaquín comentó que en Quintana Roo se tenía una deuda impagable que dejaba a la entidad sin presente ni futuro, pero ahora, al lograr un acuerdo razonable, permitirá crecer y cumplir con las obligaciones.
“Para llegar a la estabilidad financiera de hoy hubo que reordenar unas finanzas quebradas y muchos más. La reestructuración negociada nos permitió pasar del monto de 15 a 13 mil pesos por cada habitante. Hemos recuperado liquidez, autonomía de decisión y capacidad operativa”.
Se tiene la certeza de que hay un futuro porque el presente se ha afianzado y la historia juzgará lo que cada quién hizo durante su gestión en la entidad.
