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Antonio López Pinzón: El Cáncer del Deporte que Ahora Infecta Cuajimalpa

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El nombramiento de Antonio López Pinzón como rector de deportes en Cuajimalpa, Ciudad de México, no solo es una burla para los deportistas y ciudadanos de la alcaldía, sino una muestra clara de cómo el amiguismo y las redes de favores políticos siguen arruinando el servicio público en México.

Este personaje, cuyo único mérito parece ser su habilidad para manipular contactos, dejó un rastro de deudas y desastres en la extinta Comisión de Juventud y Deporte de Quintana Roo (COJUDEQ). Ahora, con toda la cara dura del sinvergüenza , reaparece para repetir la fórmula en una nueva plaza.

López Pinzón pasó de ser “ruletero”en el sindicato de taxistas de Cancún a ocupar un puesto clave en el deporte de Quintana Roo, sin más credenciales que su habilidad para vender humo. Durante su tiempo en COJUDEQ, los titulares fueron bonitos, pero la realidad fue otra: deudas millonarias, proyectos inflados, y una estructura deportiva que terminó desmoronándose. Su paso por la dependencia dejó un hoyo financiero que aún duele en el estado, y su supuesto legado solo beneficia a unos cuantos políticos y empresarios.

Además de su excelente relación con Carlos Joaquín González el “Lengua Larga” ex gobernador de Quintana Roo y actúal embajador de Quintana Roo en Canadá desde el 5 de enero del 2024, lo cual hace aún más obvio el apadrinamiento que hay por parte de las “lacras” quienes hacen todo por llegar al poder

¿Y cómo llegó este personaje a Cuajimalpa? Fácil: operando políticamente para Adán Augusto López Hernández, jugando a ser un operador político en el sureste. Este puesto no es un reconocimiento a sus logros, sino un pago de favores, un acomodo más en el tablero del poder. Cuajimalpa, con una población de 300 mil habitantes, ahora tiene como responsable del deporte a un hombre que ya demostró que no sabe administrar ni una cancha, mucho menos una estrategia deportiva.

El robo y descaro de López Pinzón en Quintana Roo no solo está marcado por sus deudas, sino también por su falta de visión. Torneos de voleibol en arenas “clonadas”, infraestructura deportiva a medias, y un abandono total a los atletas locales. Si así destrozó un estado, ¿qué se puede esperar de su gestión en una alcaldía como Cuajimalpa?

Eric Arcila y Jacobo Arzate, quienes le sucedieron en Quintana Roo, todavía lloran los destrozos que dejó. Y ahora, López Pinzón tiene el descaro de seguir su carrera política con un historial que debería haberlo inhabilitado hace años.

Con Antonio López Pinzón al mando, el deporte en Cuajimalpa no tendrá futuro. Habrá eventos con mucho espectáculo, pero con cuentas infladas y cero resultados. Las deudas y el abandono estarán a la vuelta de la esquina, mientras este personaje sigue enriqueciéndose a costa del erario público.

Si algo está claro, es que López Pinzón no es un líder deportivo, sino un ratero del porqué el servicio público en México está podrido. Su llegada no es motivo de celebración, sino una advertencia: el deporte en Cuajimalpa está en peligro.

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