La remodelación del emblemático parque Las Palapas, una de las obras “estrella” de la administración de Ana Patricia Peralta, no solo es un insulto para los ciudadanos de Cancún, sino también una prueba más de la corrupción y el descaro con el que opera la presidenta municipal.
Con un costo exorbitante de 26 millones de pesos, se esperaba que el parque reflejara una transformación digna de una ciudad turística de talla mundial. Pero la realidad es otra: falta de limpieza, ausencia de botes de basura, bancas inexistentes y materiales de pésima calidad que en menos de un año ya muestran signos de deterioro
Quien visite el parque notará inmediatamente que el dinero no se reflejó en mejoras reales. Los ciudadanos se ven obligados a sentarse en piedras incómodas, las jardineras lucen maltratadas y la basura se acumula en cada rincón. Todo esto mientras la alcaldesa se pasea por España vendiendo la imagen de un Cancún que solo existe en su imaginación.
Los cancunenses no tardaron en manifestar su descontento. “Es una burla, nos prometieron mejoras y lo único que hicieron fue robarse el dinero”, denuncia una ciudadana indignada.
Mientras la ciudad sufre por la inseguridad, los baches y la corrupción, Ana Paty Peralta prefirió hacer maletas y viajar a Europa, promocionando una gestión basada en el engaño. Sus constantes viajes al extranjero dejan claro que su prioridad no es Cancún, sino su imagen política.
La opacidad con la que se manejaron estos 26 millones de pesos genera dudas legítimas:
• ¿Dónde quedó el dinero?
• ¿Quién se benefició de esta obra fantasma?
• ¿Por qué nadie rinde cuentas?
Lo que queda claro es que en Cancún, la única remodelación que hizo la alcaldesa fue la de su cartera.




