Isla Mujeres atraviesa una crisis política y policial de grandes proporciones, y en el centro del huracán se encuentra la presidenta municipal Teresa Atenea Gómez Ricalde, quien, en un intento desesperado por ocultar la verdad, ha recurrido a la mentira, la manipulación de la información y el sacrificio de elementos municipales inocentes.
Todo comenzó con la destitución de Darinel Morales Morales,ex director de la Policía de Tránsito, quien fue detenido tras detonar su arma de fuego en la región 237 de Cancún el día sábado. La gravedad del hecho llevó a su traslado a la Fiscalía General de la República (FGR), donde, en un acto inaudito, el subdirector de la Policía Municipal intentó rescatarlo, sin éxito.
Frente a la evidencia irrefutable y la investigación en curso, el área de Comunicación Social de Isla Mujeres, por órdenes directas de Gómez Ricalde, intentó maquillar el hecho con un boletín sin argumentos ni sustento, negando que Morales hubiera disparado su arma. Un intento cínico de engañar a la ciudadanía, cuando la realidad era que la FGR ya tenía el caso en sus manos.
Cuando la mentira quedó expuesta y la pésima gestión de la alcaldesa fue evidente, la solución de Gómez Ricalde fue buscar chivos expiatorios. La orden fue tajante: dos elementos de la Policía Municipal debían ser despedidos para calmar la indignación pública. Lo más grave es que ambos policías estaban de descanso el día de la detención de Darinel Morales y no tuvieron relación alguna con la filtración de información.
Los agentes, con más de 10 años de servicio intachable, han alzado la voz para denunciar que fueron elegidos al azar por la propia presidenta municipal. Su único “delito” fue estar dentro de una corporación que ha sido utilizada como herramienta política y represiva por la administración de Gómez Ricalde.
Este escándalo no es el primero en el que se ve envuelta Teresa Atenea. Durante las elecciones pasadas, toda la Policía Municipal fue obligada a votar por ella ante el temor de perder frente a su contrincante, quien ganaba terreno en la zona continental de Isla Mujeres. La presión y el control político dentro de la corporación fueron descarados, convirtiendo a los uniformados en rehenes de una administración corrupta y autoritaria.
Lo ocurrido con Darinel Morales es solo la punta del iceberg de un gobierno municipal que opera con mentiras, despidos injustificados y represión interna para ocultar su ineficiencia y corrupción. Isla Mujeres no merece seguir bajo el yugo de una alcaldesa que utiliza la manipulación y el abuso de poder como única estrategia de gobierno.
Es momento de que los Isleños exijan transparencia, justicia y el fin de las prácticas autoritarias de Teresa Atenea Gómez Ricalde. La verdad no puede ser encubierta con boletines oficiales llenos de mentiras ni con despidos injustificados de quienes, hasta ahora, han servido con honor.
