Lo que debía ser un simulacro de seguridad en la Zona Hotelera de Cancún terminó en un verdadero caos, evidenciando una alarmante falta de coordinación entre las fuerzas de seguridad. El evento, encabezado por la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) en conjunto con la Secretaría de Marina (SEMAR), la Guardia Nacional (GN) y la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), dejó en claro que la policía estatal, bajo el mando de Julio César Gómez Torres, no hizo su trabajo de manera eficiente.

A las 12:30 horas, en Playa Langosta, kilómetro 5 del Bulevar Kukulkán, se activó el Código Rojo, lo que de inmediato generó confusión entre elementos de seguridad y ciudadanos. La policía estatal no informó a la Policía Turística sobre el simulacro, y por radio se manejó como si se tratara de una situación real. La desinformación llevó a que se difundiera la versión de que había dos personas baleadas en la playa, lo que provocó pánico entre los presentes.

Mientras tanto, los accesos a la Zona Hotelera fueron cerrados abruptamente, se instalaron retenes y filtros de seguridad, y la Marina llegó con un operativo de alto impacto, aumentando la incertidumbre. Turistas y residentes quedaron atrapados sin saber lo que realmente ocurría, ya que ninguna autoridad dio información clara en el momento.

Al final, se confirmó que todo se trataba de un simulacro, pero el daño ya estaba hecho. La mala organización y la nula comunicación entre las corporaciones de seguridad demostraron que la policía estatal, dirigida por Julio César Gómez Torres, no está capacitada para manejar este tipo de operativos sin generar caos.

Las autoridades han pedido a la ciudadanía mantenerse informada a través de canales oficiales, pero después de este incidente, la confianza en la coordinación de las fuerzas de seguridad queda seriamente cuestionada.