El pánico se apoderó de las calles de Cancún este martes cuando un grupo de sujetos subió a la fuerza a un joven a una minivan en la avenida Nichupté. De inmediato, se activaron todas las alarmas, se desplegaron las fuerzas del orden y hasta los de la NASA estuvieron a punto de intervenir (ok, no).
Lo que parecía un secuestro digno de película terminó siendo un intento de “beca forzada” para un anexo contra las adicciones. El joven, al parecer, había sido el afortunado ganador de un “tazo dorado”, pero en vez de emocionarse, reaccionó como si lo llevaran al dentista sin anestesia.
Todo comenzó alrededor de la 1:30 p.m., cuando una llamada al 911 reportó que en las avenidas Kinic con Andrés Quintana Roo, al menos cinco sujetos subieron a un joven a una camioneta gris o blanca (¿por qué siempre es gris o blanca?).
Las cámaras del C5 detectaron el vehículo y, en cuestión de minutos, la Policía Municipal, Estatal, Marina, Guardia Nacional y Ejército estaban en acción. ¡Ni en la captura de El Chapo hubo tanta movilización! Finalmente, la camioneta fue localizada en la Supermanzana 96, cerca de la CFE, y los sujetos fueron detenidos.
Al ser interceptados, los hombres alegaron que no estaban secuestrando a nadie, sino ayudando a un joven a alcanzar su “futuro prometedor” en un anexo. Sin embargo, las autoridades, desconfiadas (y con justa razón), decidieron llevarse a todos al Ministerio Público para esclarecer los hechos.
Mientras tanto, el joven “ganador” de la beca tuvo unas horas más de libertad, aunque seguramente sus familiares ya están planeando el “round 2” para que su premio no se quede sin reclamar.
Así que ya saben, cancunenses: si ven que alguien se resiste con uñas y dientes a subir a una camioneta, primero pregunten si es un secuestro o una beca. Porque en esta ciudad, nunca se sabe.
