Queremos que se sepa la verdad y que no se engañe a la comunidad. Lo ocurrido en la supermanzana 203, en Cuna Maya, no fue un acto heroico del grupo GEAVY, como ahora pretenden hacer creer. La realidad fue muy distinta, y los vecinos son testigos de ello.

El caso duele aún más cuando se conoce la historia del señor Lucio. Un hombre que dedicó su vida a criar y sacar adelante a sus hijos, que trabajó duro para darles estudio, alimento y un techo. Hoy, en su vejez y en un momento crítico de salud, fue abandonado por aquellos mismos hijos a quienes lo dio todo. No fueron ellos quienes acudieron a su auxilio, sino personas desconocidas, ciudadanos solidarios que no lo conocían, pero que no dudaron en extenderle la mano cuando más lo necesitaba. Qué doloroso es ver cómo su propia sangre le dio la espalda mientras extraños lo ayudaban con el corazón en la mano.

Un adulto mayor se encontraba en una situación crítica, necesitando atención y traslado urgente. Desde tempranas horas, los vecinos realizaron múltiples llamadas al 911 solicitando el apoyo del grupo GEAVY, encabezado por el señor Lucio Chulim. ¿Qué ocurrió? Nada. No llegaron, no respondieron, no se presentaron.

La situación se tornó desesperante. Fue gracias a la intervención de los medios de comunicación que se visibilizó la urgencia del caso. Y fue gracias a la empresa RIM de ambulancias que se logró trasladar al adulto mayor y brindarle la atención médica necesaria. Todo esto se logró sin intervención alguna del grupo que supuestamente está destinado para este tipo de emergencias.

Lo más indignante es que ahora, sin haber hecho nada, el grupo GEAVY pretende adjudicarse el mérito, difundiendo la versión de que fueron ellos quienes realizaron el rescate. ¡Eso es absolutamente falso! Ellos no estuvieron, no ayudaron, no hicieron nada. El verdadero mérito es del pueblo: de los vecinos organizados, de los medios que alzaron la voz y del personal profesional de RIM.

No es justo que, cuando se necesita un servicio público, este no aparezca, y luego quiera aprovecharse del esfuerzo ajeno. Cuna Maya merece respeto y merece conocer la verdad. GEAVY no actuó. Fue la comunidad quien lo hizo. Y esa es la historia que debe contarse.

Que no nos engañen. Que no se roben el mérito de quienes sí dieron la cara. Y que se exija responsabilidad a quienes, por deber o por nombre, deberían estar al servicio del pueblo. Cuando más se les necesitó, GEAVY no estuvo. Pero la ciudadanía sí.