En un momento crítico para el municipio de Tulum, marcado por el aumento de la violencia, la corrupción institucional y el abandono de servicios públicos, el alcalde Diego Castañón Trejo fue sorprendido vacacionando en Miami en compañía de una mujer, lejos de las urgencias que aquejan a su gobierno.
La indignación ciudadana no se ha hecho esperar. Mientras los habitantes lidian con apagones, calles intransitables y una creciente ola delictiva, el presidente municipal parece más enfocado en el turismo de placer que en gobernar. La imagen de Castañón paseando en el extranjero ha encendido las redes sociales y generado un repudio generalizado.
La crisis en Tulum no es menor: recientemente, el municipio fue sacudido por la ejecución del secretario de Seguridad Ciudadana, un hecho que expone la grave descomposición del aparato de seguridad local. Lejos de asumir liderazgo o presentar soluciones, el alcalde permanece ausente, lo que muchos califican como un acto de indiferencia e irresponsabilidad.
A esto se suma el creciente señalamiento por presuntos actos de corrupción dentro de su administración, con contratos opacos, desvío de recursos y favoritismos que han dejado en el abandono a comunidades enteras. Mientras los ciudadanos exigen transparencia y resultados, el edil se muestra ajeno y despreocupado.
Diversas voces, tanto del sector social como político, han exigido la renuncia inmediata de Diego Castañón, al considerarlo incapaz de enfrentar la crisis que vive Tulum. La pregunta que muchos se hacen es: ¿cuántos escándalos más se necesitan para que las autoridades estatales y federales intervengan?
Tulum arde, y su alcalde está en la playa.
