Una violenta riña que escaló a un enfrentamiento armado sacudió la tranquilidad de la Zona Hotelera de Cancún la madrugada del sábado. Los hechos ocurrieron en el “Callejón de los Milagros”, en el km 8.5 donde una pelea entre civiles terminó en una balacera que dejó un muerto quien se presume es elemento activo de la Policia Municipal y al menos siete personas detenidas, según información oficial.

Testigos relatan que todo comenzó como una discusión que rápidamente pasó a los golpes. Sin embargo, en cuestión de minutos, salieron a relucir armas de fuego por parte de ambos bandos, desatando el caos en una de las zonas más concurridas por turistas. Elementos de la policía turística que patrullaban la zona intervinieron, sumándose al enfrentamiento.

Aunque las autoridades acordonaron de inmediato el área y realizaron un operativo en los bares cercanos para capturar a los responsables, hasta el momento no se ha emitido un informe detallado del número total de detenidos ni la identidad de los fallecidos. La Secretaría de Seguridad Ciudadana declaró que se trató de una riña con siete detenidos, pero versiones extraoficiales aseguran que hubo más arrestos y que se trató de un enfrentamiento relacionado con el narcomenudeo.

Fuentes cercanas al caso, que pidieron anonimato, aseguran que la confrontación se dio entre presuntos narcomenudistas y clientes, en una zona controlada por células delictivas dedicadas a la venta de droga y extorsión. Las armas no tardaron en aparecer, generando pánico entre los visitantes.

El reciente nombramiento de David Flores Cervantes, alias “Gavilán”, como director de la Policía Turística ha generado polémica, pues es señalado de mantener presuntos vínculos con grupos criminales. Bajo su dirección, la violencia ha escalado en la zona urbana de Cancún, y ahora comienza a tocar de lleno la vitrina turística de la ciudad.

Mientras Cancún se desangra, la presidenta municipal Ana Patricia Peralta permanece ausente, exhibiéndose en eventos internacionales mientras la seguridad local se desmorona. La ciudadanía y el sector turístico exigen respuestas reales y medidas contundentes para frenar esta ola de violencia que ya no respeta ni el corazón hotelero del destino.