La Secretaría de Seguridad Pública, en su más reciente capítulo de “Todo está bien aunque no lo parezca”, emitió un comunicado con tono solemne y cara de póker asegurando que “es completamente falso que un policía haya sido desarmado”.
Sin embargo, una imagen filtrada que claramente nadie pensaba que iba a circular porque confiaron en la lealtad del grupo de WhatsApp— muestra cómo al menos cuatro elementos de seguridad tuvieron que aplicar la técnica secreta conocida como “¡agárrenlo que se nos va!” para recuperar el arma que misteriosamente se separó del cuerpo del agente en lo que llamaremos, con cariño, un momento de distracción extrema.
¿Y qué hacían los demás elementos de seguridad mientras tanto? Ah, nada fuera de lo común: se encontraban practicando la disciplina olímpica de “pesca, pesca nada más” al interior de las instalaciones. Una actividad recreativa que, según la Secretaría, “fortalece la cohesión del equipo” y “mejora la puntería en caso de emergencia”.
“Para nosotros no es nada grave”, dice el comunicado, como si la escena no hubiera parecido sacada de una comedia de Netflix de bajo presupuesto. O sea, sí se desarmó el policía, sí hubo forcejeo, sí se armó un borlote, pero todo quedó en lo que ellos llaman un “ensayo de emergencia con final feliz”.
Claro, pudo haber habido una que otra donación de sangre involuntaria, pero como no se fue nadie al más allá, no hay por qué alarmarse, dicen desde el escritorio de alguien que claramente no estaba ahí.
Y es que en el hospital donde ocurrió todo, el aburrimiento estaba tan fuerte que los guardias decidieron ponerle sabor al guardia. Porque, seamos sinceros: nada dice “diversión” como un conato de desarme en plena zona de seguridad.
Así lo desmiente la Secretaría, con todo el profesionalismo de quien intenta tapar el sol con una pistola que casi se les va.