El vídeoarbitraje le anula tres goles a la Canarinha, que juega un buen partido ante la rocosa Vinotinto
Chocó Brasil ante la dura Venezuela en Bahía. Más vistosa y veloz que ante Bolivia (3-0), a la Canarinha le faltó gol contra la Vinotinto. Y, cuando lo encontró, se lo negó el VAR. Hasta en tres oportunidades el videoarbitraje dejó en vano el grito de la torcida brasileña. Ya no hay ni rastro de esa Venezuela débil que las grandes potencias de Sudamérica utilizaban de sparring, duelos para afinar la puntería de sus delanteros. Ahora pasa todo lo contrario. Dudamel creó un equipo disciplinado, incasable para cerrar espacios, imbatible ante la romántica Perú en su estreno en la Copa América, también ante la poderosa Canarinha. Es la primera vez que Venezuela le roba un punto a la pentacampeona del mundo en Brasil.
Sabía Tite que había que mover a los volantes de la Vinotinto y no dudó: Arthur, ya recuperado, volvió al once. Un soplo de nostalgia para el fútbol brasileño. Hasta que tuvo gasolina, el volante azulgrana manejó el cotarro a su antojo. Estudió cinco minutos Brasil las intenciones de Venezuela. El plan de Dudamel, clavar cinco volantes entre el doble pivote, Casemiro y Arthur, y los tres mediapuntas, Richarlison, Coutinho y Neres. Le funcionaba el plan a la Vinotinto. Pero Brasil no era el equipo espeso, sin vértigo, del estreno ante Bolivia en el Morumbi. Arthur estaba de regreso y la Canarinha lo agradeció. El jugador del Barcelona imprimió velocidad en el centro del campo, un crupier para Neres y Richarlison, un socio para Coutinho.
No aprovechó Neres el gran pase de Arthur, que lo dejó solo en el vértice del área frente a la portería de Faríñez. Tampoco Richarlison pudo encontrar los tres postes. Brasil dominaba con tanta firmeza que cuando se cumplió el primer cuarto de hora, el balón había pasado el 81% del tiempo en las botas de los muchachos de Tite. Pero esta Venezuela es rocosa en defensa y peligrosa en ataque, sobre todo cuando gobierna las bandas y encuentra en el área a Rondón. El delantero del Newcastle es de esos tipos que no necesita entrar demasiado en contacto con la pelota para estar con el pie (o la cabeza) caliente. Yangel Herrera sacó un centro tan preciso como fuerte para Rondón. El testarazo del ariete rozó el palo de Alisson.
No es casualidad que la selección de Dudamel -también es el entrenador de la sub-20, subcampeona del mundo en 2017- haya sido un muro imposible de escalar para Brasil. En marzo la Vinotinto tiró a la lona a la selección argentina en el Wanda. Volvió a asustar Venezuela a Alisson. Esta vez por la banda de Dani Alves, pero el centro de Darwin Machís no llegó a encontrar a Rondón, de nuevo listo para atacar la portería de la Canarinha.
Dominaba Brasil, pero no podía descoser a la zaga venezolana; mientras tanto, Rondón ya le había enseñado que no estaba de paseo en Bahía. Tite buscó contrarrestar con más pólvora en ataque. Fuera Richarlison, dentro Gabriel Jesús. Fue Firmino, sin embargo, el que ocupó la posición del jugador del Everton como extremo derecho. No se equivocó el técnico de Brasil. El delantero del City puso más pimienta en ataque, como cuando le anularon un gol por fuera de juego de su asistente Firmino. Era el segundo tanto que el árbitro no le convalidaba a la Canarinha. También al punta del Liverpool le negó el grito de gol por una supuesta falta previa sobre Villanueva en el primer tiempo. No estaba preciso Firmino, ni activo Coutinho.
Ya ni asustaba Venezuela a Alisson, mientras que Gabriel Jesús insistía e insistía. Quería su gol, la llave para que Brasil sellara el pase a los cuartos de final. No había manera de romper a la zaga de la Vinotinto, ya por entonces pegada al portero Faríñez. El público se impacientó. El alivio para la hinchada, sin embargo, parecía llegar a Bahía. Pero otra vez el VAR apareció para negar a Brasil. Y sí, de nuevo Firmino quedó señalado por el videoarbitraje.
Venezuela negó a Brasil en su casa. Mejorada la Canarinha, histórica la Vinotinto en la Copa América.