Lo que empezó como una tranquila tarde de compras en el Coppel de Arco Norte terminó en una escena de telenovela, con jalones de greñas, gritos y un esposo que salió con más de lo que fue a compra
Todo ocurrió cuando una mujer entró a la tienda buscando unas sábanas en oferta, pero en su camino hacia la sección de blancos se topó con una imagen que la dejó en shock: su esposo, Juan, bien emocionado, escogiendo lencería fina… ¡para su “socia” de negocios!
“¡Pero si este hombre vende plomería, no tangas de encaje!”, exclamó la esposa antes de lanzarse sobre la otra mujer con la precisión de una luchadora profesional.
El Coppel se convirtió en un ring improvisado. Mientras las señoras intercambiaban insultos y manazos, Juan, con cara de “ya valió”, intentaba separarlas sin mucho éxito. Los empleados y clientes miraban el espectáculo entre preocupados y entretenidos, mientras una doñita en cajas preguntaba si eso también entraba en meses sin intereses.
Cuando la seguridad logró calmar el desastre, llegó el plot twist: en lugar de arrodillarse y pedir perdón, Juan tomó a su amante de la mano y juntos salieron de la tienda como si nada, dejando a su esposa boquiabierta y con un solo pensamiento en la cabeza: “¿Y ahora quién me va a pagar la lavadora en abonos?”

