La agresión quedó registrada en video; la policía no actuó a pesar de la evidencia

En un hecho que pone en entredicho el respeto a la libertad de prensa en México, una funcionaria de Asuntos Internos del Ayuntamiento de Tlaltizapán agredió físicamente a la periodista Perla Aguilar mientras esta documentaba el despido de cuatro policías municipales. El ataque, ocurrido en pleno ejercicio de su labor periodística, deja en evidencia el riesgo que enfrentan los comunicadores en el país, especialmente cuando denuncian actos de autoridad.

El video que circula en redes sociales muestra el momento en que la reportera es interceptada violentamente por la funcionaria, quien intentó impedirle grabar, le arrebató el celular y la sujetó del cabello, todo mientras afirmaba ser ella la agredida. Ante la gravedad de la situación, Aguilar activó su botón de pánico, un mecanismo de protección para periodistas y defensores de derechos humanos.

Sin embargo, al arribar al lugar, los elementos de la policía se negaron a detener a la agresora con el argumento de que se había refugiado en una oficina del Ayuntamiento. Esta omisión por parte de la autoridad genera serias dudas sobre la imparcialidad de quienes deberían garantizar la seguridad y el cumplimiento de la ley.

El ataque cobra aún más relevancia por haberse perpetrado en pleno Día Internacional de la Mujer, cuando se supone que las instituciones deberían garantizar los derechos de todas las mujeres, en lugar de violentarlas. Que una servidora pública agreda a otra mujer, en este caso una periodista cuyo único delito fue informar, es una muestra del abuso de poder que sigue imperando en ciertos sectores del gobierno.

Este caso deja varias preguntas en el aire: ¿Tomará cartas en el asunto la Secretaría de Gobernación? ¿Se sancionará a la funcionaria agresora o quedará impune su acción? ¿La policía de Tlaltizapán es realmente garante de la justicia, o su actuación depende de quién sea el infractor?

Mientras las autoridades no den una respuesta contundente, los periodistas seguirán siendo blanco de quienes temen que la verdad salga a la luz. Y la libertad de expresión, lejos de fortalecerse, seguirá en riesgo.