Sobrevivientes relatan el infierno dentro del rancho en Teuchitlán, Jalisco
Mientras las investigaciones sobre el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, continúan, emergen nuevos y estremecedores testimonios sobre lo que ocurría en este sitio señalado como un centro de exterminio del crimen organizado. Según relatos recientes recopilados por Indira Navarro, líder del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, el rancho habría operado por más de una década como un lugar de torturas, tráfico de órganos y experimentos inhumanos.
Una de las declaraciones más impactantes proviene de una sobreviviente identificada como María, quien aseguró que el sitio funcionaba desde 2012 y que los habitantes de la zona conocían su existencia, pero no podían hablar por miedo a represalias.
Entre los horrores que supuestamente ocurrían en el rancho, María mencionó la existencia de un corral de cerdos donde eran enviados los reclutas que no lograban cumplir con sus entrenamientos. Allí, los animales, que pasaban semanas sin ser alimentados, los atacaban y devoraban en cuestión de minutos.
Además, según su testimonio, los reclutas eran sometidos a otros crueles castigos, como peleas en lodo y condiciones de hacinamiento extremo, donde se veían obligados a dormir en espacios reducidos y en situaciones infrahumanas.
Otro de los aspectos más perturbadores del testimonio es la afirmación de que en el rancho también se realizaban experimentos médicos con personas privadas de su libertad. Además, María reveló que algunas víctimas eran utilizadas para el tráfico de órganos, una práctica que, de confirmarse, evidenciaría un nivel aún más alarmante de violencia y deshumanización dentro del crimen organizado.
El colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, liderado por Indira Navarro, ha jugado un papel clave en la recopilación de estos testimonios y en la exigencia de justicia para las víctimas. Hasta el momento, las autoridades continúan con las investigaciones en el Rancho Izaguirre, donde ya se han localizado crematorios clandestinos y otras evidencias que podrían confirmar las denuncias de los sobrevivientes.
Mientras tanto, las familias de los desaparecidos esperan respuestas y justicia en un país donde el crimen organizado sigue dejando una estela de horror y silencio.
