Por El Bicho Politikón
Actualmente es el secretario de seguridad pública de Quintana Roo, se siente intocable, la semana anterior a su comparecencia en el Congreso del Estado se paseó por los medios de comunicación, entre sus amigos, todo muy lindo, se habló de lo que quiso el secretario, “sus datos”, según el mundo donde él vive las cosas son perfectas… no hay secuestros y los homicidios soy por las ganas de la gente de morir.
Pero la realidad no siempre cumple con las fantasías de los corruptos, nada más ayer le colgaron una manta donde le escriben “Secretario Alberto Capella qué ganas con minimizar el nombre de los Rojos, de exterminar a los mugrosos del CJNG en el estado, te quedó grande el paquete o te llegaron al precio puto, sigues mintiendo a los ciudadanos extorsionando y violando sus derechos…”.
Bajo la citada manta, el cuerpo de un descuartizado como parte de lo macabro que se ha vuelto vivir en el Quintana Roo de Alberto Capella Ibarra…
¿Pero qué otra cosa puede ofrecer un tipo con el pasado de Capella?
Corrupción y muerte ha dejado a su paso, escribe el periódico Milenio el 6 de enero de 2014 “Un personaje sin carrera policial, que pasó de reclamar a las autoridades a dirigir la seguridad pública y que al finalizar su gestión en Tijuana dejó un repunte de homicidios que atribuyó a la transición de gobierno”, es decir, no se hace responsable de sus acciones.
Por increíble que parezca fue dos veces el jefe de la policía municipal de Tijuana, en su primera incursión fue corrido después de un fin de semana sangriento donde asesinaron a casi 40 personas… el tipo está acostumbrado a la muerte.
Para su segunda oportunidad al frente de la seguridad tijuanense, escribe el diario Milenio “A finales de su mandato, en Tijuana hubo un repunte de homicidios y de incidencia delictiva, resultando en 534 homicidios en Tijuana en 2013, cifra equiparable al total de homicidios en todo el estado (590) en el año anterior”, es decir, un desastre total.
Mañana, la segunda parte de esta interesante historia de un empresario que se convirtió en activista por la seguridad y que cuando tuvo la oportunidad de hacer algo nomás no ha dado el ancho.
Pues eso.