Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, bajo el mando de Julio César Gómez Torres, nuevamente han demostrado que la verdadera amenaza para los ciudadanos no siempre viene del crimen organizado, sino de quienes se suponen deberían protegernos.
Esta tarde, cerca de un six ubicado frente al Oxxo Lakin, pasando Coppel, en Cancún, tres oficiales detuvieron a un ciudadano sin justificación alguna. Luego de ser revisado sin motivo válido y tras retirarse la patrulla identificada con el número 12376, los elementos permanecieron con el ciudadano, despojándolo de su dinero en plena vía pública, como si se tratara de delincuentes comunes y no de agentes del orden.
La indignación crece porque este tipo de abusos no son casos aislados. A pesar de que la corporación promueve sus operativos como supuestas estrategias de seguridad, la realidad es muy diferente: los “operativos” no son más que un montaje para seguir extorsionando y robando a la población.
Las redes sociales están repletas de denuncias ciudadanas que documentan cómo los elementos de la policía estatal, lejos de combatir la delincuencia, se han convertido en parte activa de ella. Ya no basta con pedir documentos o realizar “revisiones”; ahora las patrullas son cómplices de un sistema podrido en el que la ciudadanía es víctima, no beneficiaria.
¿Hasta cuándo seguirá la impunidad? ¿Hasta cuándo las autoridades seguirán permitiendo que el uniforme sirva como licencia para delinquir? La Secretaría de Seguridad Ciudadana, encabezada por Julio César Gómez Torres, debe responder ante estos hechos vergonzosos y criminales. La confianza ciudadana está por los suelos, y no se recuperará mientras quienes ostentan el poder sigan utilizando sus cargos para robar y amedrentar al pueblo.
La ciudadanía exige justicia, exige limpieza en las filas de la policía, y exige el fin de estos atropellos descarados.
