Greenpeace y representantes de distintos colectivos y organizaciones se dieron cita desde las 7 de la mañana de este lunes para detener simbólicamente las obras que se están llevando a cabo en el tramo 5 del Tren Maya que va de Cancún a Tulum.
La organización desplegó una manta con el mensaje Protejamos la selva maya, mientras 8 activistas de la organización ambientalista inmovilizaron con el cuerpo la maquinaria. A través de impactantes imágenes, Greenpeace denunció la profunda devastación en la zona, que se extiende al día de hoy en por lo menos 30 kilómetros de selva con 60 metros de ancho.
Personas expertas y activistas de organizaciones como Siempre Unidas AC, Jaguar Wildlife Center, Centinelas del Agua, Red de Formadores Socioambientales y MOCE Yax Cuxtal AC han mostrado su preocupación debido a los impactos negativos que tendrá la construcción de este tramo ya que, en el último de los cuatro cambios de su trazo, la ruta se adentra cada vez más en la selva, contraviniendo la promesa de conservar un trazo sobre el derecho de vía existente, además de no existir Manifestación de Impacto Ambiental (MIA)[i], violando lo dispuesto en los Artículos 170 a 174 de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) que establece la clausura temporal, parcial o total de un proyecto a instancias de la PROFEPA en caso de ausencia o de la no aprobación del estudio de impacto ambiental que debe ser presentado a SEMARNAT como requisito para llevar a cabo cualquier obra.
Aleira Lara, Directora de Campañas de Greenpeace México, llamó al presidente Andrés Manuel López Obrador a suspender inmediatamente las operaciones en el tramo 5 que pretende abarcar 121 kilómetros de doble vía, con 5 estaciones y 3 paraderos y que irá del aeropuerto de Cancún hasta el libramiento a Tulum[ii]; y a fortalecer el marco jurídico en lugar de debilitarlo aún más: “Nos preocupa que no exista una Manifestación de Impacto Ambiental lo cual, además de incurrir en un acto ilegal, está dando paso a daños irreversibles en el ecosistema. Esta ruta, tal como está planteada, fragmentará, deforestará, defaunará, contaminará y pondrá en riesgo aún más a la selva, a los ríos y a las comunidades”, declaró. “Los proyectos de infraestructura, desarrollo económico y turísticos no deben derivar de la destrucción de la naturaleza ni de la violación a los derechos humanos”, enfatizó Lara.
Por su parte, Tania Ramírez, de Siempre Unidas, colectivo de mujeres del municipio de Solidaridad, enfatizó “este es un proyecto que se nos ha impuesto y que no pedimos, ya que la consulta pública no cumplió con el proceso de consulta indígena mandatado por leyes internacionales”