Por El Bicho Politikón
Como candidato lo intentó una y otra vez, cambiar el plazo de la minigubernatura. No lo logró, fue electo para gobernar dos años… se le hicieron pocos, vía el Congreso del Estado se lo alargaron, presuntamente gobernará cinco años, si es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación no dice otra cosa.
Es de destacar que Jaime Bonilla ganó bajo las siglas de Morena un mandato para dos años y que los diputados del PAN y del PRI se lo hicieron combo, a cambio de posiciones políticas y de mucho dinero le entregaron una gubernatura de cinco años… y el silencio cómplice de Palacio Nacional.
Imagínese que lo mismo lo hubiera hecho el PRIAN, seguro ardería Troya, un López Obrador denunciando a la mafia del poder, pero como se trata de su amigo Bonilla pues ‘que se haga justicia pero en los bueyes de mi compadre’.
No sé qué tanto está pensando en su propio futuro Andrés, pero de que le está midiendo el agua a los tamales, se la está midiendo.
Ya veremos qué pasa cuando la Suprema ‘tumbe’ ese atropello constitucional, entonces sí que Andrés va a pegar el grito en el cielo y llamará corruptos a los magistrados y amenazará con exhibirlos.
En todo caso, lo de Bonilla es sólo un ensayo, una prueba de burlar la ley y no morir en el intento… Andrés dice que no es un vulgar dictador, ¡ah, pero cómo se va pareciendo! Por lo pronto, tomando todas las decisiones de gobierno, dejando a su gabinete en un muy obscuro segundo plano, casi en la parálisis política.
Por más que se diga que hay una guerra entre moderados y técnicos o grillos o tecnócratas, lo cierto es que nada se mueve sin que López lo apruebe, donde los hombres del presidente tienen carta abierta no importa lo idiotas que puedan ser, ‘son honestos’, por lo menos para él.
Regresando al punto, la verdad es que no veo gran alboroto por el atropello constitucional… mientras que en Palacio Nacional Andrés se frota las manos…
Pues eso.
