La desbandada del grupo a fin al fiscal Oscar Montes de Oca Rosales, conocido como los chilangos comenzó formalmente con la renuncia de Mónica de Avila, quien se encontraba a cargo del departamento de comunicación social de la Fiscalía General del Estado.
Con esta acción culmina una de las etapas más grises de dicho departamento que, al estilo televisa realizaba sus montajes de cateos filmados y fotografiados por el esposo de Mónica, obviamente sabían que no había riesgo para el equipo a cargo de fotografíar y filmar.
Mónica era conocida por comprometerse a enviar datos y simplemente dejar de contestar el teléfono, con la única finalidad de manipular, mentir y esconder información de vital importancia para la ciudadanía.
La caída de la titular de comunicación social tiene que ver con una serie de renuncias que vendran, porque es un secreto a voces que en la nueva estrategia de seguridad que contempla Mara Lezama, no tiene cabida Oscar Montes de Oca Rosales.
La vice fiscalia de la zona norte a cargo de Carlos Maya Girón, sería la primera en ser desmantelada para perseguir a elementos coludidos con el crimen organizado y al propio vice fiscal por su omisión en la búsqueda de personas desaparecidas.
El grupo de los chilangos corresponde a un secror de policías de investigación traída de la PDI de la CDMX por Rosales y colocados en puestos estratégicos desde dónde establecieron cuotas a puntos de ventas de droga y brindaron protección a grupos delincuenciales.