Chapulines, veletas que van a donde sople el viento.
“Sus motivos y sus por qués”. su beneficio personal la principal motivación: “la búsqueda del poder por el poder”.
El amiguismo, el compadrazgo, la protección de intereses económicos, el blindaje y la impunidad, son los motivos que los mueven cuando deberían de ser la razón para legitimar sus convicciones y los motivos por los que fueron electos. Sus alianzas estratégicas no están basadas en coincidencias ideológicas y de proyectos de gobierno o la búsqueda del bien común, proyectos que por cierto nadie presenta, ni si quiera en el discurso.
Chapulinean por que:
Se le niega alguna candidatura.
Se les niega algún cargo.
Se les niega algún beneficio.
Se les niega el apoyo para amigos o familiares.
Por qué la otra parte les ofrece más prerrogativas.
Por qué se venden a bancadas más fuertes o a partidos políticos más fuertes.
Por qué saltan de un cargo a otro sin concluir el encargo para el que fueron electos.
Saltan también por “empatar” en proyectos electorales más ambiciosos e inmediatos.
En Mexico no existe ninguna ley en contra del “chapulineo” o que lo sancione o regule.
En este caso debería de existir una ley para que los legisladores que renuncien al partido por el que fueron electos, no se les permita por un periodo de seis meses o un año incorporarse a otro partido o a otra fracción legislativa, por congruencia y para evitar los acuerdos perversos en los que para aprobar o modificar una ley o la misma constitución vendan, presten o alquilen su voto.
Como diría el Chapulín Colorado… “se aprovechan de mi nobleza”. “Que no panda el cúnico”.
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