Por Eloísa González
En un pestañazo Quintana Roo cae a naranja en semáforo epidemiológico
Desobedecer tiene consecuencias. Recuerdo cuando mis padres aplicaban un correctivo cuando no hacía caso, pues a quienes vivimos por gusto o necesidad en Quintana Roo nos pasa lo mismo, ante la insistencia de no hacer caso de quedarnos en casa, el gobernador Carlos Joaquín, anunció el cambio de color en el semáforo epidemiológico pasando del amarillo al naranja en un pestañazo.
¿Nos gusta el naranja?, me parece que no y creo que preferimos el verde. De amarillo a naranja pasó la zona norte del estado y el sur se mantiene en amarillo, así que el semáforo es bicolor, en nuestras manos y por supuesto en la de nuestras autoridades esta avanzar al verde.
Con este nuevo y nada alentador color de semáforo (naranja) se aplicaron nuevas medidas restrictivas que a nadie nos gusta, pero, que tenemos que llevar a cabo al ser obligatorias, bueno, al menos eso dicen nuestras autoridades, ya que del dicho al hecho hay mucho trecho.
¿Estamos hartos del encierro?, pue sí, pero con coraje y tristeza observo que los jóvenes siguen organizando reuniones e incluso fiestas, en la mayoría de los casos clandestinas, con la creencia de que engañan a sus padres, pero no es así, los únicos que se engañan son ellos mismos, sin dimensionar el grave riesgo al que se exponen ellos y sus invitados.
Platicando con un querido amigo de la universidad, me contó, que es común al menos en Jalisco, la organización de fiestas con gran número de invitados quienes no cumplen con las medidas sanitarias y se saludan, besan y abrazan, lo que provoca además de la multiplicación de contagios también las de defunciones lo que sumó para que dicho estado esté en color rojo.
Como la espuma aumentan los casos, prueba de lo anterior, es el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien dio positivo al Covid-19, manteniéndose en confinamiento, mientras que, el empresario Carlos Slim quien también dio positivo está hospitalizado reportándose su estado de salud como delicado.
¿Planeamos celebrar el Día de la Candelaria (2 de febrero) con una suculenta y variada tamaliza y un exquisito atole para cerrar con broche de oro los festejos decembrinos?, creo que no es el momento para pasarnos de listos y pretender burlar las instrucciones del gobernador y los alcaldes, en cambio, actuemos con responsabilidad y no nos expongamos a caer de nuevo al semáforo rojo.
Entendamos que no es tiempo de retomar nuestra vida social, no organicemos ni participemos en reuniones, fiestas y convivios, quedémonos en casa, en este complicadísimo mes, seamos parte de la solución y no del problema.
Así pues, estimados lectores de Revoltijo, cuidémonos y cuidemos a los demás para salir lo antes posible de la pandemia, ya que el horno no está para bollos y todos sin excepción, tenemos que esforzarnos para regresar a la tan anhelada normalidad.
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