* AUNQUE LOS RESULTADOS DE SU “TRABAJO” SON NULOS, NO SE SABE POR QUÉ PERMANECE EN EL CARGO
* EN EL PROCESO ELECTORAL PASADO, LE MINTIÓ A LA MORENISTA MARA LEZAMA, ASEGURANDO QUE LOS BOFILEÑOS VOTARÍAN POR ELLA, CUANDO LA REALIDAD ES QUE EL Y SU GRUPO APOYARON SIEMPRE A EUGENIA SOLÍS, DEL PAN
CANCÚN, Q. ROO.- Ampliamente conocido por sus transas y malas mañas cuando fue delegado de Alfredo V. Bonfil, desde donde cometió infinidad de abusos que aún tienen consecuencias en dicha demarcación, aprovechando su cercanía en ese entonces con el ex gobernador y hoy preso Roberto Borge Angulo, Reyes de la Rosa, coordinador de delegaciones en el municipio de Benito Juárez, sigue haciendo de las suyas, además de que se ha eternizado en el cargo, en el cual es su tercer trienio.
Valdría la pena saber la opinión de la presidente municipal de Benito Juárez, Mara Lezama, sobre el caso, pues es claro que Reyes de la Rosa fue solapado, por no se sabe qué motivos, por los anteriores alcaldes de este municipio.
Y por otro lado, se sabe que en el proceso electoral pasado para la presidencia municipal de Benito Juárez, a cambio de dinero traicionó a la actual alcaldesa, militante de MORENA, al prometerle que los bonfileños votarían por ella, cuando la realidad es que Reyes de la Rosa y su grupo apoyaron a Eugenia Solís, del PAN
Todos los bonfileños recuerdan perfectamente los abusos de poder que ejerció este sujeto, pues cuando fue delegado municipal benefició sólo a los miembros de su familia, entre ellos su madre, quien lo solapa en sus múltiples parrandas, pues se sabe que este funcionario tiene fuerte adicción al alcohol, lo que lo ha metido en serios problemas en muchas ocasiones.
Asimismo, durante un evento realizado hace algún tiempo en el sindicato de taxistas “Andrés Quintana Roo”, de Cancún, Reyes de la Rosa fue detenido por la policía, acusado de diversos delitos, sin embargo, utilizó sus “influencias” con sus amigos políticos para salir pronto de prisión.
Por otro lado, Reyes de la Rosa ha sido exhibido en redes sociales debido a su costumbre de entrar a las cantinas y luego querer irse sin pagar la cuenta, todo por su excesiva adicción a la cerveza y todo tipo de licor.