Por culpa de CONADE, Paola Pliego se vio obligada a dejar a México para seguir con su carrera en Uzbekistán.
Ya pasaron casi tres años, pero ella lo recuerda como si hubiera sido ayer. Todas las irregularidades tienen una consecuencia y Paola Pliego vivió en carne propia lo que miles. Años y largas horas de trabajo se fueron a la basura por un “error” que acabó con sus sueños en cuestión de minutos.
La esgrimista mexicana quedó fuera de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, luego de dar positivo en un antidoping. El aviso se lo dieron tres días antes de viajar; la atleta se la jugó y luchó para comprobar su inocencia. Tiempo después comprobó estar limpia y en noviembre del mismo año, la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés) la exoneró de cualquier cargo. A partir de ahí vinieron falsas promesas por parte de los altos mandos de CONADE, incluida Ana Guevara.
En aquel entonces México se perdió la oportunidad de obtener una medalla, las cuales fueron escasas, a través de su mejor representante en el sable, pero ahora no solo se quedaron sin presea, sino también sin atleta.
A través de un comunicado, Paola Pliego tomó la decisión de dejar de representar “oficialmente” a México, pues ya la habían obligado desde hace tres años. Tras perder su sueño olímpico, ni la atleta ni ningún doctor del Laboratorio de la CONADE (donde se llevó a cabo la prueba) supieron qué pasó. Aún así, la más afectada fue la mexicana ya que no fue inscrita por la Federación Mexicana de Esgrima para las competencias internacionales de los últimos tres años. Con esto se perdió eventos de talla como los Campeonatos Mundiales y los Juegos Centroamericanos.
Jorge Castro, presidente de la federación de Paola auguró que ausencia se debió a que ella no acudió a las convocatorias. Todo esto la orillaron a tomar la nacionalidad de Uzbekistán, un país asiático que ahora será su nueva casa para competir internacionalmente. De hecho, su nombre ya aparece junto a la bandera de aquella nación para contender en el Campeonato del Mundo de Budapest, y con ello tratar de obtener un boleto para Tokyo 2020.
El rechazo también hace daño
Paola Pliego estuvo sola en todo este duro proceso. Muchas personas se ofrecieron a ayudarla, pero ninguna lo volvió realidad. La esgrimista acusó a Ana Guevara de falta de empatía, mientras que a Carlos Padilla, presidente del Comité Olímpico Mexicano (COM), lo catalogó como alguien que no tiene palabra: “Lo más valioso del ser humano es su palabra y tu palabra no vale nada. Creí en ti”, escribió.
Otro involucrado fue Alfredo Castillo, exdirector de la CONADE: “Me viste llorar y sufrir por algo injusto. Sabías que era inocente y no hiciste nada”.
Esas fueron las palabras de alguien que sufrió el daño más grande, pero que ahora una nueva nación le abre las puertas para renacer como deportista.
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